Las fibras para pavimentación están dirigidas a evitar la fisuración que se origina en el hormigón en el momento del fraguado. Existen diversos tipos y tienen carácterísticas y propiedades muy diferentes.
Las fibras de vidrio tienen un origen común a los áridos que componen el hormigón, no en vano, el vidrio se fabrica con arena de sílice. Esto significa que al mezclar estas fibras con el hormigón, su reparto en la masa se produce de forma homogénea a diferencia de las fibras de polipropileno que, al flotar, quedan repartidas de forma superficial. Esto hace que las fibras de polipropileno sean un elemento adecuado y económico para evitar la micro fisuración superficial del hormigón pero nunca le aportarán a la losa una mejora en sus características mecánicas y, por supuesto, nunca podrán sustituir al mallazo como elemento cohesivo. Las fibras de vidrio, por el contrario, si mejoran, y mucho, las resistencias de la losa de hormigón a contracción y tensoflexión, además de evitar la micro fisuración superficial. Las fibras de vidrio pueden sustituir al mallazo de forma ventajosa salvo en los casos en que la losa de hormigón tiene carácter estructural.
Las fibras de acero, por último, aportan grandes incrementos en la resistencia del hormigón pero tienen considerables desventajas como la gran cantidad de material necesario, su elevado precio, oxidaciones, peligrosos afloramientos, necesidad de uso de super plastificantes en el hormigón, etc.

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