Mi madre, Elvira Franco, fue un ser lleno de luz, de dulzura, el mejor regalo que me dio la vida; el 4 de septiembre de 2005, justo a las 1:45 de la mañana, en su casa en Panamá, dejó de existir. Estuve con ella las tres últimas semanas de su vida. En realidad nadie sabía que esas serían sus últimas semanas. Ni siquiera ella.Su muerte, tan terrible como inesperada, conmocionó a todos aquellos quienes la adorábamos... de manera irreparable.
Desafortunadamente no existe un manual que nos enseñe qué hacer cuando estamos perdiendo a la persona más importante de nuestra vida. Actuamos instintivamente, aprendiendo sobre la marcha a tolerar el dolor de ver sufrir a aquello que tanto se ama. Sin saber cómo aguantar aquella avalancha tan terrible que se nos viene encima.
Llegué a Panamá el sábado 20 de agosto de 2005, en un vuelo bastante atrasado de American Airlines. Mi hermano Rony y su esposa Melissa
me esperaban en el aeropuerto. Tenía 16 años que no iba Panamá. Mi mamá estaba internada en el antiguo Hospital Gorgas, ahora conocido como el Hospital Oncológico Nacional.
Cuando la vi, lo primero que me dijo fue: "No puedo creer que estés aquí", y se le escapó una lágrima. Irónicamente, 4 meses antes el gobierno americano me había aprobado los papeles me que permitían finalmente viajar al extranjero.Tenía casi 8 años esperando que me aprobaran la residencia americana. Y digo irónicamente, porque justo ahora que podíamos ir juntas a lugares fantásticos, volaba a Panamá porque ella estaba en una cama de hospital.
Durante las tres semanas que estuve con ella, fue como si me hubiera subido a una montaña rusa que nunca paró. Sentí que en tres semanas envejecí treinta años. Definitivamente, el 2005 ha sido el peor año de mi vida.
Los detalles de su partida son demasiado dolorosos para repetirlos aquí. Baste saber que hasta el último momento mi madre sintió el profundo amor que le profesamos sus hijos. Y le agradezco a Dios y a la vida por haberme permitido acompañarla durante esos últimos días. No me separé nunca de ella. Nosotras nos quisimos infinitamente y estuvimos juntas también en ese, su último viaje en esta tierra...